miércoles, 16 de enero de 2013

se empieza a ver la luz al final del largo túnel

Parece ser que al fin se ha alejado el pesimismo y los países vuelven a buscar financiación en los mercados a la vez que los inversores observan con un mayor optimismo la deuda europea. Claro ejemplo de este optimismo lo tenemos en  España, donde durante las últimas semanas han llegado noticias negativas desde todos los frentes, como la bajada de previsiones del Fondo Monetario Internacionalrecorte de rating, unos presupuestos cuestionables, test de estrés de los bancos que se han puesto en entredicho, amenazas independentistas, rescates de Comunidades Autónomas... noticias que en contra de lo cabía prever, no han hecho mella en los mercados.

La clave de todo esto según muchos analistas se encuentra en el hecho de que desde el momento en el que Europa afronta unida la situación, los mercados tienen grandes dificultades para atacar a un solo país. Además, se está destacando que hasta hace unos meses se vivía una tendencia negativa con saltos positivos, y que ahora mismo la situación ha cambiado pasando a darse una tendencia positiva con saltos negativos.

Debemos ser optimistas pero sin exagerar, puesto que hay que recordar que de momento, aunque se viva una situación de calma inexistente desde hace varios meses, aún no se ha dado una noticia positiva que sirva de argumento sólido al que agarrarse. Las bases que deben marcar la solución a esta crisis están sobre la mesa, pero de momento todos los planes continúan siendo meras intenciones y se está a la espera de llevar a cabo alguna acción que recupere la plena confianza de los mercados.

Hasta entonces, solo cabe esperar que la situación de calma continúe, y que continúe también   este periodo para que los países más ahogados de la crisis puedan coger aire. Por ahora todo son buenas palabras, aunque los hechos que se estén dando no lo sean tanto. Esperemos pues por el bien de todos que sea ahora en este periodo de calma, cuando las cosas se hagan bien en Europa de una vez por todas, escuchando las necesidades y urgencias de cada país. Y es que si algo nos ha enseñado esta crisis, es que Europa debe caminar unida si desea ser una región fuerte y a tener en cuenta a nivel global.

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